Bogotá visible... Más espacio libre donde vall(y)as!

martes, 28 de mayo de 2013

Ojos que no ven... El paisaje


No contentos con el monopolio de los medios de comunicación audiovisual, algunos canales de TV, también se toman las vallas para hacerse publicidad y contribuir con mayor contaminación visual de nuestras avenidas de Bogotá D.C.

Como se puede observar en los diversos textos del blog Bogotá Visible,  la forma agresiva de contaminar visualmente la cotidianidad de los bogotanos y la de los visitantes de la ciudad, ha  puesto en alerta a personas inquietas, a grupos ambientalistas, y a sectores de las autoridades con responsabilidad en la corrección de esta anomalía que impide disfrutar del paisaje limpio y amable a los ojos de los ciudadanos.

La medición o indicador de la contaminación visual se ha evidenciado en la tarea dispendiosa de la Secretaría de Ambiente del Distrito Capital: recoger periódicamente la publicidad ilegal en Chapinero, Usaquén y Kennedy: localidades con mayor número de publicidad ilegal.

Las vallas o afiches o pendones, elementos ilegales de los más diversos anunciantes se desplegaban en Chapinero (1.440), Usaquén (714), Kennedy (708), Suba (659), Candelaria (589) y Bosa (542) atentando contra el paisaje ambiental. Mucha de esta publicidad ha venido siendo desmontada por las autoridades ambientales desde 2009 y sigue ahora como se observa en el video en este mismo blog. Llegaron a casi 8.000.

Se consideran ilegales los afiches en zonas verdes, separadores, andenes, semáforos, puentes, árboles y en la señalización vial, y la publicidad de bebidas embriagantes en sitios cerca de instituciones educativas o recreativas. La publicidad en vallas móviles, en carros y motos, en remolques o en puertas de vehículos, debe ser registrada en el Ministerio de Transporte.

Este blog es un aporte crítico, público, inmediato, conceptual y afectivo, de comunicación de nuestra preocupación por la descontaminación del medio ambiente.

La información suministrada se recupero de:



Texto e imágenes: Silvia Angélica Ahumada Rueda

PARA PONER EN PRÁCTICA




CONSEJOS PARA DISMINUIR LA CONTAMINACIÓN VISUAL


  • Conviértase en un consumidor inteligente, la idea no es comprar por comprar
  • Recicle, pero de verdad, reutilice las bolsas, esto reduce basuras que tanto afean las calles y contaminan el ambiente. 
  •   Sólo use productos amigables con el ambiente. 
  •   Racionalice el uso del computador, sus ojos se lo agradecerán. 
  •  Procure no ser una valla ambulante, es decir no le haga publicidad a aquellas marcas que no le reconocen un solo centavo, a menos que le patrocinen. La discreción, es elegancia. 
  •  Sea buen ciudadano, no bote basura. Por el contrario, levantar un papelito de vez en cuando es saludable y porque no, hasta contagioso. 
  •   Si tiene vehículo, no utilice luces plenas más de lo necesario. 
  •  Por más avisos que use, está comprobado que la mayoría de las personas no les gusta leer, es decir en un alto porcentaje avisos, letreros y demás son inútiles.  

      


    Esta sencillas sugerencias pueden hacer la diferencia en la vida de todos, es sólo cuestión de decisión.



    Textos: Alexandra Gómez
    imagen recuperada: fuente google imágenes http://ecuadorecologico.com/blog/wp-content/uploads/2012/08/directorio-ambienta-del-ecuador-planeta-en-tus-manos-300x300.gif




NUESTRO RETO DE HOY




SI NO SOMOS PARTE DEL PROBLEMA…


Bien podemos decir que no hacemos parte de los grandes emporios industriales, ni de las transnacionales que en resumen son las primerísimas productoras de la contaminación en sus diversas facetas. Eso es una verdad, -en parte-  ya que aunque no somos contaminadores directos, si pasamos por ser consumidores es decir, somos actores pasivos que al adquirir cualquier producto del mercado de bienes y servicios, de manera indirecta somos propulsores de la contaminación y ello incluye la visual.

En este orden de ideas y como la propuesta es buscar una que otra solución, la estrategia inicial es convertirnos en consumidores racionales y no en compradores compulsivos de tanta cosa que nos ofrecen tanto la publicidad como el mercado en general. Si de algo debemos empezar a ser conscientes en este mundo, es de nuestra responsabilidad y que si cada uno asume una actitud diferente frente a la realidad que nos toca, empezaríamos a ver los cambios. Ya es tiempo, de dejar de creer en los salvadores foráneos que nos van venir a solucionar nuestros conflictos y transformarnos la existencia, de manera casi mágica. 




El cambio es en cada individuo que se apersona de sus deberes y no deja que otros respondan por él, tampoco es tiempo de sólo criticar y no hacer nada. La contaminación visual, es el ápice de un gran problema y es el manejo inadecuado de dos aspectos: por un lado el comunicativo, el cual involucra, el uso indebido de la imagen, el lenguaje y los diferentes recursos visuales y por otro lado tenemos el inadecuado uso de los espacios y los excedentes de la actividad humana, más conocidos como basura. Hablar de contaminación visual nos sitúa frente a un dilema ético y de ecología humana y global.

Entonces, el reto se configura desde hoy en donde a partir de estas sencillas lecturas comencemos a generar procesos de  interiorización respecto a nuestros hábitos y que ello sea la pauta para un nuevo y mejor comportamiento con y hacia nuestro entorno inmediato, son pocas cosas las que hacen grandes cambios, una de ellas es la voluntad.





 El ser humano como transformador de su entorno, se define a sí mismo como generador de cultura, es  desde esta perspectiva que debemos cuestionar, si nuestra ciudad, nuestro barrio, nuestras calles representan dicha capacidad o simplemente se convierten en depositarios de la gran crisis de nuestras sociedades actuales que se debaten entre la apatía y el descontento por tantas diferencias que parecieran ser irreconciliables.

Lo anterior no indica que busquemos acuñar un concepto purista de ciudad, sólo vislumbrar hacia donde nos dirigimos y si así lo deseamos decidamos modificar el rumbo de nuestro ser social. La verdadera capacidad de las sociedades a través de los tiempos ha sido la de reinventarse y transformar aquello que no les permite crecer, en nuestro caso local debe ser, el entender que como colectividad debemos funcionar y responder a parámetros de bienestar para todos, en un marco de equidad y conciencia real.


Texto y fotografías por: Alexandra Gómez

Pseudoarte Masivo


Las expresiones humanas que manifiestan sentimientos, pensamientos e incluso acciones dándole una forma de comunicación distinta al habla para quien lo realiza tanto quien lo disfruta es el arte y es esencial para que sea considerado como tal, exprese y comunique un mensaje, intensión o concepto. Pero, existen otras formas ilustrativas que plasman imágenes sin el propósito principal de transmitir una idea, sino con el único motivo de agradar, decorar o divertir.

“El arte es lo contrario al pseudoarte pues mientras el primero ve la realidad de manera concreta el pseudoarte lo toma de manera superficial. El pseudoarte disfraza la realidad para mostrarla de una manera más agradable, un claro ejemplo de esto son las películas animadas donde no muestran la realidad tal cual y modifican escenarios para hacerlo más agradable al público.”[1]





El pseudoarte utiliza las herramientas artísticas como el dibujo y la ilustración para crear personajes o escenarios con una estética llamativa. Dentro de las técnicas que se ubican dentro del pseudoarte pueden nombrarse la caricaturización, el stencil, el grafiti, entre otras.




Dentro del ámbito urbano, el pseudoarte ha tomado una importancia y acogida cada vez mayor. Tanto por los creadores  como  por los espectadores, que son ciudadanos comunes y corrientes que transitan cada día por las calles de la ciudad. Se han brindado y promovido espacios para este tipo de expresión, por su carácter estético y dinámico, lo que le da a la urbe una percepción diferente y moderna.


No obstante, este incremento de intervenciones  en los espacios públicos se ha manejado de manera descontrolada y sin planeación, por lo que ha generado una sobre exposición de imágenes que no permite disfrutarlas y apreciarlas. Ha llegado hasta el punto de convertirse en uno de los factores representativos de la contaminación visual de la ciudad.


El espacio público al ser de todos y para todos debe ser respetado,  diferenciando las aéreas destinadas para la realización de las acciones creativas, de los espacios arquitectónicos limpios que equilibran la buena visual citadina.

Las nuevas propuestas deben tener espacios que no alteren ni obstruyan la mirada panorámica de la ciudad y que por el contrario ayuden a su disfrute por parte de los habitantes y visitantes.  



Texto e imágenes: Silvia Angélica Ahumada Rueda


REFLEXIÓN CIUDADANA



DIGNIDAD VISUAL EN BOGOTÁ

Por Alexandra Gómez

Así como el valor del metro cuadrado ha llegado a costos insospechados dada la poca disponibilidad del mismo, hoy en nuestra capital se evidencia como cada vez más se reduce el espacio libre a donde dirigir la mirada para descansar. No existe lugar alguno  que no albergue imagen de publicidad, aviso, cartel, luz de neón, hasta el informal aviso de venta de minutos, se ha convertido en un elemento más de lo podemos denominar la postal cotidiana de dolorosos contrastes y paradojas absurdas.
Acostumbrados ya a vivir en un país de normas adornadas y rimbombantes declaraciones, bien nos podemos remitir a la variedad de jurisprudencia que de manera expresa –y expresiva- enmarca el lamentable problema de la contaminación visual. La Carta Constitucional en su Art 79 hace referencia del derecho colectivo a un medio ambiente sano y demás; sin embargo nos hallamos ante letra muerta, duele decirlo pero si aún como sociedad no hemos aprendido a reconocer valores tan importantes como el derecho a la vida, a la libre expresión y todos aquellos que afectan más directamente la dignidad humana, ¿De qué manera visibilizar un problema tan esencial, pero paradójicamente tan encubierto?

                                         "Vivimos saturados de publicidad"
                  
Bogotá adolece de salubridad visual, paredes muros y todo espacio se ha convertido en soporte para que el comercio invada no sólo la mente, sino también los espacios de convivencia social urbana. Es momento de reflexionar y ver que no todo puede convertirse en transgresión y manipulación.
Así como se habla del día sin carro, ¿Por qué no que se promueve el día del no ruido, y por supuesto un día de la no contaminación visual y atmosférica, pero en serio. Un día sacro para recuperar la salud visual, por ejemplo en el centro de Bogotá, en donde pululan cientos de ópticas y donde se concentra la mayor contaminación audiovisual de la ciudad.
Ahora que están de actualidad los diálogos de paz, qué bueno que en estos temas que se pasan por alto, alguien dé la pauta y se firme una tregua para que se baje el nivel de agresión visual a que se ha llegado en la ciudad, por parte de gremios como el representado por las grandes industrias del consumo que en su afán de notoriedad nos quitan el paisaje, la tranquilidad y una visión saludable.
La paz no es un concepto ni patrimonio de pocos, es el bienestar colectivo representado en las cosas más esenciales, tal como lo decía El principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”.


                                                              "Chica en las nubes"



Fotos tomadas por Alexandra Gómez  (27 de mayo de 2013 Carrera 30 Calle 8 sur)