DIGNIDAD VISUAL EN
BOGOTÁ
Por Alexandra Gómez
Así
como el valor del metro cuadrado ha llegado a costos insospechados dada la poca
disponibilidad del mismo, hoy en nuestra capital se evidencia como cada vez más
se reduce el espacio libre a donde dirigir la mirada para descansar. No existe
lugar alguno que no albergue imagen de
publicidad, aviso, cartel, luz de neón, hasta el informal aviso de venta de
minutos, se ha convertido en un elemento más de lo podemos denominar la postal
cotidiana de dolorosos contrastes y paradojas absurdas.
Acostumbrados
ya a vivir en un país de normas adornadas y rimbombantes declaraciones, bien
nos podemos remitir a la variedad de jurisprudencia que de manera expresa –y
expresiva- enmarca el lamentable problema de la contaminación visual. La Carta
Constitucional en su Art 79 hace referencia del derecho colectivo a un medio
ambiente sano y demás; sin embargo nos hallamos ante letra muerta, duele
decirlo pero si aún como sociedad no hemos aprendido a reconocer valores tan
importantes como el derecho a la vida, a la libre expresión y todos aquellos
que afectan más directamente la dignidad humana, ¿De qué manera visibilizar un
problema tan esencial, pero paradójicamente tan encubierto?
"Vivimos saturados de publicidad"
Bogotá
adolece de salubridad visual, paredes muros y todo espacio se ha convertido en
soporte para que el comercio invada no sólo la mente, sino también los espacios
de convivencia social urbana. Es momento de reflexionar y ver que no todo puede
convertirse en transgresión y manipulación.
Así
como se habla del día sin carro, ¿Por qué no que se promueve el día del no
ruido, y por supuesto un día de la no contaminación visual y atmosférica, pero
en serio. Un día sacro para recuperar la salud visual, por ejemplo en el centro
de Bogotá, en donde pululan cientos de ópticas y donde se concentra la mayor
contaminación audiovisual de la ciudad.
Ahora
que están de actualidad los diálogos de paz, qué bueno que en estos temas que
se pasan por alto, alguien dé la pauta y se firme una tregua para que se baje
el nivel de agresión visual a que se ha llegado en la ciudad, por parte de
gremios como el representado por las grandes industrias del consumo que en su
afán de notoriedad nos quitan el paisaje, la tranquilidad y una visión
saludable.
La
paz no es un concepto ni patrimonio de pocos, es el bienestar colectivo
representado en las cosas más esenciales, tal como lo decía El principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”.
"Chica en las nubes"
Fotos tomadas por
Alexandra Gómez (27 de mayo de 2013
Carrera 30 Calle 8 sur)
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