Bogotá visible... Más espacio libre donde vall(y)as!

martes, 28 de mayo de 2013

NUESTRO RETO DE HOY




SI NO SOMOS PARTE DEL PROBLEMA…


Bien podemos decir que no hacemos parte de los grandes emporios industriales, ni de las transnacionales que en resumen son las primerísimas productoras de la contaminación en sus diversas facetas. Eso es una verdad, -en parte-  ya que aunque no somos contaminadores directos, si pasamos por ser consumidores es decir, somos actores pasivos que al adquirir cualquier producto del mercado de bienes y servicios, de manera indirecta somos propulsores de la contaminación y ello incluye la visual.

En este orden de ideas y como la propuesta es buscar una que otra solución, la estrategia inicial es convertirnos en consumidores racionales y no en compradores compulsivos de tanta cosa que nos ofrecen tanto la publicidad como el mercado en general. Si de algo debemos empezar a ser conscientes en este mundo, es de nuestra responsabilidad y que si cada uno asume una actitud diferente frente a la realidad que nos toca, empezaríamos a ver los cambios. Ya es tiempo, de dejar de creer en los salvadores foráneos que nos van venir a solucionar nuestros conflictos y transformarnos la existencia, de manera casi mágica. 




El cambio es en cada individuo que se apersona de sus deberes y no deja que otros respondan por él, tampoco es tiempo de sólo criticar y no hacer nada. La contaminación visual, es el ápice de un gran problema y es el manejo inadecuado de dos aspectos: por un lado el comunicativo, el cual involucra, el uso indebido de la imagen, el lenguaje y los diferentes recursos visuales y por otro lado tenemos el inadecuado uso de los espacios y los excedentes de la actividad humana, más conocidos como basura. Hablar de contaminación visual nos sitúa frente a un dilema ético y de ecología humana y global.

Entonces, el reto se configura desde hoy en donde a partir de estas sencillas lecturas comencemos a generar procesos de  interiorización respecto a nuestros hábitos y que ello sea la pauta para un nuevo y mejor comportamiento con y hacia nuestro entorno inmediato, son pocas cosas las que hacen grandes cambios, una de ellas es la voluntad.





 El ser humano como transformador de su entorno, se define a sí mismo como generador de cultura, es  desde esta perspectiva que debemos cuestionar, si nuestra ciudad, nuestro barrio, nuestras calles representan dicha capacidad o simplemente se convierten en depositarios de la gran crisis de nuestras sociedades actuales que se debaten entre la apatía y el descontento por tantas diferencias que parecieran ser irreconciliables.

Lo anterior no indica que busquemos acuñar un concepto purista de ciudad, sólo vislumbrar hacia donde nos dirigimos y si así lo deseamos decidamos modificar el rumbo de nuestro ser social. La verdadera capacidad de las sociedades a través de los tiempos ha sido la de reinventarse y transformar aquello que no les permite crecer, en nuestro caso local debe ser, el entender que como colectividad debemos funcionar y responder a parámetros de bienestar para todos, en un marco de equidad y conciencia real.


Texto y fotografías por: Alexandra Gómez

No hay comentarios:

Publicar un comentario